La difícil relación entre medios de comunicación y movimientos sociales

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Jonathan Núñez

Jonathan Núñez

En Colima, como en buena parte de los estados del país, se hace cada vez más necesaria la respuesta organizada de la población para hacer frente a los embates de las medidas neoliberales, cocinadas y aprobadas en parlamentos que sirven a intereses cupulares y empresariales, medidas que privatizan los servicios  públicos y dan cada vez mayores concesiones al capital privado y lucrativo: el rey es el mercado.

Ante esa situación, la organización popular se enfrenta a diferentes obstáculos, entre ellos y aunque parezca increíble, el conseguir la simpatía de los medios de comunicación, dueños, creadores y reproductores de la «opinión pública».

Para los movimientos sociales, lidiar con la reacción de los medios de comunicación convencionales se ha vuelto más una carga que una herramienta que les pueda ser útil para dar a conocer sus planteamientos a una sociedad indignada y que no ha encontrado del todo un espacio para organizarse y actuar.

Los medios convencionales en Colima, sobre todo los de mayor tradición, gozan de un halo de pureza autoproclamado, asumido con un discurso engañoso de ser los portadores de la verdad, de la información imparcial y de la enorme contribución que hacen a la ciudadanía al informar sobre lo que acontece. No hay nada más falso, puesto que es bien sabido que responden a intereses empresariales y políticos.

A los movimientos sociales se les ha orillado a mantenerse al margen de los problemas de falta de profesionalismo de los medios de comunicación, de tal forma que criticar a un medio que hace mal su trabajo, genera como consecuencia un boicot mediático, notas de desprestigio, información sesgada y parcial, hasta maquillada para hacer quedar mal al movimiento.

La preocupación al interior de las organizaciones sociales se hace más latente cuando se deja de hacer tal o cual acción para «quedar bien» con los medios, porque estos, quienes son los encargados de juzgar las acciones como buenas, malas, violentas, radicales o mesuradas pueden aplaudirles o lanzarse al golpeteo y la descalificación si los movimientos sociales no llenan las expectativas de los dueños de la información, o en el peor de los casos, de los propios reporteros y reporteras, que por momentos abandonan su profesionalismo para entrar a un ring de boxeo en donde vierten sus juicios personales.

En ese sentido, la presencia de los medios de comunicación de mayor relevancia en el estado (y de algunos pequeños también, que sobreviven a costa del patrocinio estatal), hacen sentir su peso y su capacidad de influencia en el pensar de la ciudadanía que se ve limitada a informarse a través de ellos, utilizando su imagen consagrada y pura como salvaguardas de la información, para atacar o aplaudir, según sea el caso, según sea su visión, según sea su gana.

Para el movimiento, hacer alianzas con organizaciones políticas es sinónimo de aislamiento y de linchamiento mediático, orquestado por esos medios a los que nunca se les cuestiona su hermanamiento con partidos o actores políticos. Para los medios, está prohibido que el movimiento teja alianzas con partidos políticos progresistas por ejemplo, puesto que serán tachados de «partidistas». En cambio, los medios pueden abiertamente llevar la campaña política de algún partido, posicionar candidatos o candidatas a cambio de dinero y ofrecer publicidad política en sus publicaciones o portales electrónicos sin que se les cuestione. He ahí la prueba más grande de que juegan con el discurso de la imparcialidad y objetividad según les convenga.

Los medios informativos tienen un peso de influencia importante, que más que impulsar la organización ciudadana, la limitan y en ocasiones la inmovilizan, haciendo que ésta se adapte a las peticiones y exigencias de quienes tienen la enorme responsabilidad de informar.

Desde luego que entre todo el gremio periodístico, hay honrosas excepciones. Nunca falta el trabajo profesional de periodistas, que toman partido por las causas justas de la ciudadanía, que informan a quienes no pueden participar activamente en acciones organizativas de la sociedad, que se centran en las demandas populares más que en las críticas simplonas a los movimientos sociales, que a veces hacen falta, pero en la mayoría de los casos, son mal intencionadas y están de más.

Ante ello, es importante hacer un llamado a periodistas y medios a dejar ese doble discurso de imparcialidad, objetividad y neutralidad a medias, y a que tomen partido por la justicia que tanto hace falta en nuestro estado y en el país. Así también, es necesario un llamado a la sociedad para que «castigue» a los medios que lucran con el derecho a la información y que por otro lado, utilice, impulse y apoye al periodismo independiente que crece cada vez con la utilización de plataformas electrónicas como las redes sociales.

PRENSA LIBRE COLIMA es un proyecto conformado por ciudadanas y ciudadanos que conciben el periodismo como una trinchera para sumar esfuerzos en la construcción de una sociedad más justa. Nace con la firme determinación de darle voz a las personas y movimientos sociales que se quedan al margen y sin espacio en los medios de comunicación de mayor presencia establecidos, los cuales, en la mayoría de los casos, mantienen una fuerte relación con el status quo y grupos de intereses creados.

Los objetivos de PRENSA LIBRE COLIMA se trazan en la idea de ofrecer a la ciudadanía información fidedigna, surgida de la calle, creada a ras de suelo, encontrándose con las y los protagonistas del presente para informar sobre lo que acontece en nuestro entorno con la finalidad de incidir en la conciencia colectiva, pretendiendo construir un espacio en donde exista la ciudadanía ignorada y minimizada por aquellos que aparentan ser la verdad del ayer, ahora y mañana.

En PRENSA LIBRE COLIMA creemos con firmeza que un país más equitativo y justo es posible, por eso te invitamos a seguir nuestro trabajo, que se nutre del esfuerzo de las personas que habitamos este estado, este país y este mundo, siendo un medio hecho por y para la gente.

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Redacción de PRENSA LIBRE COLIMA