Zedillo y su herencia de la inseguridad en Colima
Por Carmen Zúñiga
Hace unos días el expresidente Ernesto Zedillo, quién convirtió deudas privadas en públicas y privatizó Ferrocarriles Nacionales, calificó como un desastre la gestión de la pandemia de COVID-19 por parte de los gobiernos a los que llamó «populistas e ineptos» de América Latina, esto durante la conferencia “Perspectivas económicas y el futuro de la tecnología en Latinoamérica”, donde mencionó:
“Esperemos que la ola de gobernantes populistas e ineptos que están sufriendo un buen número de países latinoamericanos sea seguida de liderazgos decididos y capaces de hacer lo necesario para que nuestras naciones se encausen firmemente en el camino del desarrollo”.
Ante tal desfachatez y cinismo, el compañero presidente, con la claridad y sencillez que lo caracteriza señaló:
“¿Quién es Zedillo? (…) Tengo muy claro que fue el que convirtió las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública con el Fobaproa, una deuda de 3 billones de pesos.
La deuda de los banqueros y de algunos empresarios la convirtió en deuda de todo el pueblo de México. Desde entonces hay que destinar como 40,000- 50,000 millones de pesos solo a pagar intereses de esa enorme deuda que se está heredando a las nuevas generaciones. Ese es Zedillo”.
Y es que los dichos de quien nos heredó la deuda del Fobaproa; remató los Ferrocarriles Nacionales de México; fue impune en las masacres de indígenas en Aguas Blancas y Acteal; permitió los contratos de obras públicas entregados a empresa de su familia: Grupo Intecom; y otorgó perdones y condonaciones fiscales vía la Secretaría de Hacienda y el SAT a sus hermanos, y de que además, recientemente una investigación de Contralínea reveló que Ernesto Zedillo ordenó a la PGR cerrar el expediente de la relación de negocios que tenía su familia política –padre y hermanos de su esposa Nilda Patricia Velasco– con el cártel de Colima, que dirigían los hermanos Amezcua Contreras, apodados los «Reyes de las Metanfetaminas».
Zedillo carece de autoridad moral alguna para hacer cualquier señalamiento. Es cómplice también del problema de la inseguridad que sufrimos hoy en día las y los colimenses y que hoy con valor y esfuerzos gigantescos se intenta revertir desde los gobiernos de la Cuarta Transformación. Antes debería estar en la cárcel o ante un tribunal en lugar de seguir con su campaña en contra de los gobiernos de izquierda que luchan por la igualdad y la justicia en sus respectivos países.