Colima después del PRI: Defender el derecho a la transformación
Por Miguel Olmedo Valle*
En 1911, frente a las tropas revolucionarias, el gobernador colimense Enrique O. de la Madrid renunció a su cargo. Hasta ese momento Colima se había mantenido ajeno a los vaivenes sangrientos de la revolución. Pero ante el inminente cambio de régimen los representantes locales del porfirismo se vieron obligados a ceder sus puestos, y así extender unos meses más el supuesto de una paz construida sobre el detrimento y la marginación de las clases populares.
A 110 años del inicio de la Revolución mexicana en nuestra entidad, Colima se prepara para cambiar en las urnas lo que antes se cambiaba con las armas. El final del PRI, numerosas veces postergado, está por llegar. La sociedad ha reclamado por mucho tiempo una transición democrática que revitalice la relación del pueblo con su gobierno. Amplios sectores de nuestra sociedad se han visto excluidos de las políticas públicas y del bienestar colectivo. Para éstos ha sido la angustia de la quincena que no alcanza, el trabajo que no aporta dignidad a la vida, el dolor de perder seres queridos y la rabia ante los despilfarros de la clase política.
El nuevo gobierno tendrá en sus manos la obligación de subsanar las deudas históricas y la responsabilidad de revitalizar la vida pública, moralizar las instituciones, imponer justicia, transparentar el gasto, invertir para el bienestar social y rendir cuentas claras. No hay varitas mágicas que resuelvan todo de la noche a la mañana. La realidad es más compleja que el discurso, y para transformarse se necesita empuje, entusiasmo, creatividad y la suma de voluntades.
Heráclito afirmó que nadie se mete dos veces en el mismo río. Puesto que el agua y la gente en sí cambian. Ese río es la metáfora del cambio constante. Sin embargo, durante varias décadas, Colima ha sido lo opuesto, un charco de agua turbia, estancada por voluntades y grupos de poder enquistado. Es curioso, pero no es casual que el gobernador actual sea descendiente de aquel que renunció a su mandato frente a las tropas de la revolución. Los porfiristas se disfrazaron de revolucionarios durante un siglo.
Y aunque el discurso de la revolución institucionalizada haya caducado hace décadas, los intereses de los grupos que lo enarbolaron siguen vivos. Hoy, temen perder el dominio que han extendido sobre Colima. Pero el cambio tendrá que ocurrir. Ya viene. El agua que exige la transformación no podrá detenerse. Elegir el cambio es un derecho que debemos defender. Nos esperan las urnas.
*Miguel Olmedo Valle es egresado en Estudios Latinoamericanos de la University of California, Riverside; cursó la Maestría en Estudios Literarios Mexicanos en la Universidad de Colima; fungió como Director del Archivo del Congreso del Estado de Colima; fundador y editor de la revista literaria Hoyloleo.