La lucha estudiantil, un acto de resistencia y responsabilidad
Por Grecia Navarro Araiza
Un día como hoy pero de 1929 surgió un movimiento de estudiantes de la UNAM que fue reprimido tras manifestarse a favor de la libertad de cátedra y la autonomía universitaria. Demandas que en la actualidad siguen sin cumplirse y son parte de una historia latente y viva.
Me gustaría resaltar en este artículo la importancia de los movimientos sociales, pero sobretodo la importancia de los movimientos estudiantiles. Estos son aún más importantes por la legitimidad que le otorga la sociedad. La historia nos ha demostrado la transcendía de éstos para alcanzar y gozar de nuestros Derechos. Además del apoyo que este sector da a otras luchas. Para muchxs de nosotrxs que hemos tenido el privilegio de desenvolvernos en el ámbito universitario ésta ha sido nuestra primera experiencia de lucha. En ellas hemos compartido el objetivo en común del bienestar social. La lucha basada en señalamientos legítimos, las exigencias democráticas y preocupaciones por la desigualdad social de la comunidad estudiantil; además vivimos las represiones, las violencias y el entorno denigrante que viven lxs jóvenes.
La lucha estudiantil se ha vuelto una resistencia en las universidades, contra el autoritarismo, y entre ellas nuestra universidad. La resistencia en contra de los intereses de unos cuantos, de las acciones políticas que generan la desigualdad e injusticia, no solo de estudiantes si no de los propios derechos del resto de la población y de la neoliberalización de los programas educativos que han ido perdiendo la formación humanista y crítica para darle paso a la simple manufactura de la mano de obra profesionista, de políticas que reprimen y limitando la posibilidad de un cambio hacia el camino de la Igualdad y la inclusión.
Por eso la importancia de fomentar y apoyar a los espacios que promueven las conciencias desde la horizontalidad , no limitar la opinión y participación de las y los universitarios que pensamos desde los principios que contemplan como base la organización solidaria, la justicia social, el bien común y la lucha contra todo tipo de desigualdad.
Por lo anterior no podemos seguir permitiendo a los movilizadores representantes de las disque instituciones «estudiantiles» como en nuestro estado lo es la Federación de Estudiantes (FEC) a los ya famosos trampolines políticos del PRI en nuestros centros educativos. En nuestro estado por los manejos de los mismo de siempre la educación no sólo ha fallado al omitir ser un espacio nivelador de las desigualdades sino que ha hecho lo contrario: ha creado estructuras artificiales que dividen a la población; aumentando así la discriminación con espacios clasistas, prejuiciosos y creando muros entre los distintos contextos económicos o de identidad.