Otra vez hay que esperar a que se nos haga justicia

Por Grecia Navarro

Al inicio de este año, diversos grupos de estudiantes, de nivel básico, medio superior y superior denunciaron, por redes sociales, a profesores de diversos planteles como presuntos acosadores.

Primero un grupo de estudiantes de la Universidad de Colima acudieron a las diputadas Ana Karen Hernández y Livier Rodríguez a solicitar apoyo y respaldo. Las jóvenes señalaron una serie de irregularidades en el órgano universitario para la prevención y el castigo para dichas acciones por acoso de parte del profesorado, pues ellas hace ya 2 años habían seguido y hecho los procedimientos que marca la Universidad de Colima en caso de acoso dentro de la institución, y lo único que recibieron de parte de  la máxima casa de estudios fue más acoso, hostigamiento y amenazas por parte los directivos, incluyendo al rector de esta universidad.

Semanas después, estudiantes de la secundaria Enrique Corona Morfín, quienes son menores de edad, se manifestaron dentro del plantel señalando la incomodidad que les causaba que diversos sujetos, aprovechando cualquier momento, las miraban insistentemente, les decían cosas indecorosas, les insinuaban cosas, les tomaban fotos y algunos, hasta las tocaban. Esto pronto fue un escándalo y las diputadas de Morena Ana Karen Hernández, Blanca Livier Rodríguez y Araceli García, quienes, atendiendo el pedido de auxilio de las y los estudiantes, acudieron a la institución a escuchar a las jóvenes que señalaron, por las redes sociales, a un profesor en particular.

Lograron la suspensión de ese profesor en esta secundaria, pero lo grave es que el profesor señalado por estas estudiantes sigue dando clases en otros planteles educativos, y es entonces cuando nos preguntamos, ¿qué es lo que necesitamos hacer para que todas las mujeres, de todas las clases sociales, podamos vivir una vida sin violencia? ¿Por qué sabiendo que es un hombre que acosa a estudiantes sigue teniendo licencia para poder dar clases en otros planteles?, es hacer una total simulación, es fingir que hacen algo y que el sistema en el que vivimos se preocupa por nosotras las mujeres, por las niñas, cuando lo que hacen es seguir encubriendo a maestros acosadores y ponerse del lado del agresor.

La Universidad de Colima, por su parte, para detener el escándalo que supuso el tema del acoso, instruyó a un grupo de hombres y mujeres para la elaboración de un protocolo que buscaba atenuar este fenómeno social en las instalaciones de la Universidad, el cual solo deja mas expuestas y vulnerables a las estudiantes, pues esos profesores siguen impartiendo clases en la universidad protegidos por las mismas autoridades educativas y universitarias.

Sobrevino después la pandemia y el asunto de los abusos y del acoso pasó a segundo término. Era más urgente entender y atender este flagelo que era desconocido y por lo miso, causaba mucho temor.

Ahora, siete meses después de iniciada la pandemia en México, en el Congreso del Estado aprobaron una iniciativa de Ley de Educación para el estado de Colima, la que busca subsanar la situación, principalmente, de los trabajadores de la educación dependientes de la Secretaría de Educación del Estado, aunque toca algunos aspectos de la Educación Superior.

Sin embargo, esta ley carece de elementos para prevenir, atender y erradicar el acoso escolar.

La diputada Blanca Livier hizo la propuesta de incluir en esa ley varios artículos que pudieran garantizar a las mujeres una vida libre de violencia dentro de los centros educativos, creando un órgano interinstitucional totalmente independiente que atendiera e investigara los casos de acoso sexual, sin embargo, la Ley fue aprobada por el dichoso TUMOR del Congreso y la propuesta de la diputada Livier se quedó en el aire.

A los diputados y diputadas que representan el TUMOR en Colima no les interesa atender a las mujeres y niñas víctimas de violencia. Aprueban leyes sin analizarlas previamente y sin buscar el interés superior de las personas para quienes gobiernan, son títeres y protectores del viejo régimen. Otra vez las mujeres no han sido escuchadas. Otra vez hay que esperar a que se nos haga justicia.

Lo bueno es que en muy poco tiempo los vamos a desterrar de los curules. Aprendámonos bien sus  nombres y rostros, pues seguro en unos meses irán a pedirles de nuevo su voto para nunca volver y solo servirse del pueblo.

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