La historia es un vaivén interminable
Por Daniel Tovar*
La historia de América Latina y de México es fascinante. No es una historia únicamente trágica, sino también profundamente heroica. No es una historia de la catástrofe continúa, como quieren hacerla ver algunos, sino también de logros, una historia de avances y de retrocesos, en resumen, de utopías permanentes aunque discontinuas.
América Latina cuenta con numerosas épocas obscuras pero también con momentos memorables. No todo ha sido saqueo, dictaduras y corrupción. Entender la historia del continente en su integridad no solamente que es una tarea apasionante, sino necesaria.
Esto pareciera ser una obviedad, pero no lo es. La desmemoria de los pueblos y de las clases dirigentes de los procesos de cambio es un factor de dominación y derrota casi infalible. Por lo tanto, repasar una y otra vez la historia de Nuestra América es una tarea política que todos los que buscan una transformación de la sociedad deberían emprender. En nuestra historia común podemos encontrar lecciones, aprendizajes e inspiración inagotable. Pero sobre todo, conocer al dedillo nuestra historia nos permite alcanzar una perspectiva temporal amplia de nuestra acción política diaria, lo que a su vez nos ayuda a orientarla de mejor manera: nos empuja a pensar en siglos, como decía Bolívar.
Entender la historia desde una perspectiva crítica, como un pasado que está presente y que opera en todo momento, que no está petrificado, nos ayuda a entender el papel que jugamos, las posibles consecuencias de nuestras decisiones, pero sobre todo comprender que en la lucha política y social nunca todo está perdido, pero tampoco nunca todo está ganado; que la historia es un vaivén interminable y que nada de lo que acontece es extraordinario, ajeno o irreversible, antes bien, todo es humano, terrenal y, por lo tanto, cambiante.
Hay que rescatar nuestra historia del olvido colectivo, recuperar episodios, personajes y momentos no para beatificarlos y reivindicarlos a través de la consigna vacía, eso que ha hecho la izquierda con sus referentes durante tanto tiempo, sino para aprehenderla como herramienta pero sobre todo como parte fundamental de nuestras vidas y de nuestros procesos.
No se equivocan los líderes políticos que siguen la premisa de Cicerón casi de manera monástica.
*Daniel Tovar (1989), es internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México.