La Revolución de los invisibles
Por Daniel Tovar*
Hay una revolución muy profunda en marcha en México, pero hay cosas que están sucediendo tan pero tan abajo que no se ven.
Para los medios, la opinocracia y parte de la clase media-tizada todo está mal, todo es un caos, todo es decepción, tristeza y arrepentimiento.
Pero los índices de aprobación del presidente siguen rondando el 70%, casi veinte puntos más que su votación del 2018, ¿por qué?
Porque la transformación comenzó de abajo para arriba, y resulta que los de mero abajo son la gran mayoría, aunque desde su computadora o celular, la derecha, los medios y la clase media-tizada no los vean.
Y resulta que los de mero abajo no consumen su existencia en las redes sociales o van a los programas de televisión, o escriben artículos en los periódicos para hacer “opinión”. Los de mero abajo están trabajando la tierra y decidiendo en democracia qué hacer con los recursos que el gobierno entrega a las comunidades escolares; los de mero abajo están recibiendo sus becas, sus pensiones; los de mero abajo, la gran mayoría, están intentando con todas sus fuerzas salir del hoyo en el que los dejó el neoliberalismo mientras la derecha, los medios y la clase media-tizada gritan y tuitean: ¡Así no Andrés Manuel!
Y seguro que nos apena ver a amigos y a familiares subidos en el tren de la enajenación, adoptando acríticamente el discurso de odio de la derecha. Al defender voluntaria o involuntariamente los intereses de la derecha y criticar gratuitamente al gobierno, algunos amigos y familiares de todas y todos nosotros se han convertido en el perro que defiende la mansión del rico pero duerme afuera, para utilizar la alegoría de John William Cooke. Y eso duele, y duele mucho, pero hay que ser pacientes.
Este es un proceso que tiene sus tiempos, como lo fue el proceso de lucha y victoria que nos trajo hasta aquí, y más temprano que tarde el discurso de la decepción, de la tristeza y del enojo en el que algunos han caído se esfumará al verse superado por la realidad. Como se vio superado el discurso de “es un peligro para México” o “nos va a convertir en Venezuela”. Todo es cuestión de tiempo. La realidad terminará por alcanzarnos a todos.
En 1914, quienes no creían en la Revolución porque nunca la vieron o porque la creían derrotada después del golpe a Madero, de pronto vieron entrar a más de 50 mil hombres y mujeres a caballo: eran las tropas de Villa y Zapata tomando la Ciudad de México para dar la última estocada a la dictadura de Huerta y terminar de una vez por todas con el porfirismo.
Se acerca nuestro 1914. El neoporfirismo cree que va ganando la batalla, pero en breve será derrotado y morirá en manos del pueblo revolucionario, paciente y silencioso. Veremos una vez más a nuestros generales tomar Palacio Nacional. Pero esta vez llegarán para quedarse.
*Daniel Tovar (1989), es internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México.