Las clases en línea son un dolor de cabeza para los estudiantes
Por Eduardo Bravo
En México la pandemia del coronavirus ha provocado un sinfín de cambios a nivel socioeconómico, pero también ha cambiado por tiempo indefinido la forma de impartir clases y de aprender, asunto que trae vuelto locos a profesores, alumnos y padres de familia que han tenido que adaptarse a los improvisados métodos de estudio que ha traído consigo la educación en línea.
La contingencia sanitaria del coronavirus obligó al Estado mexicano a tomar medidas para frenar el acelerado ritmo de contagio que caracteriza al nuevo virus, una medida dictada por las autoridades, fue suspender las clases presenciales de los diferentes niveles educativos en todo el país, para ser retomadas en línea y así continuar con el ciclo escolar 2019 – 2020, estrategia que pone a prueba el sistema educativo en México.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció la suspensión de clases en todo el sistema educativo nacional, del 23 de marzo al 19 de abril, esto como parte de la campaña de “sana distancia”, la cual busca intensificar las medidas de prevención y aislamiento social en la población. Cabe señalar que en varios Estados de la República se está planteando extender la suspensión de clases en lo que resta del año para no tener un repunte en los casos por coronavirus.
Las clases en línea ponen en evidencia la falta de preparación docente en el uso de nuevas tecnologías como herramienta de apoyo para impartir clases a distancia, otra problemática que se presenta es que la mitad de los 37 millones de estudiantes que conforman el sistema educativo mexicano no cuentan con tecnologías de la información como: computadoras, tablets y celulares, ni mucho menos de acceso a internet en sus viviendas o parques públicos.
Los estudiantes han manifestado no estar de acuerdo con el exceso de tarea que les piden, situación que los hace sentir saturados, por otra parte la falta de una estrategia educativa ante la contingencia provoca que los profesores no se pongan de acuerdo en la forma de dar clases, generando en los alumnos estrés, ya que en algunos casos tienen que invertir dinero para sacar copias, impresiones, poner saldo a su celular para tener conexión, además de pagar horas en cibercafés.
Otro problema es, que el aprendizaje de los estudiantes no es el mismo que obtienen de manera presencial a la virtual, ya que los jóvenes no cuentan con espacios adecuados para el estudio en casa, además de que la impartición de clases sin una adecuada explicación por parte de los profesores hacia el alumno, provoca una retroalimentación deficiente del conocimiento, la cual si ocurre en los salones de clases.
Por otra parte los padres de familia también están sufriendo las consecuencias de las clases en línea, debido a que requieren encontrar donde dejar a sus hijos durante sus actividades cotidianas fuera de casa, procurando así no exponer a los menores de edad a la pandemia. Por otro lado, padres de familia deben dedicar tiempo extra a sus hijos a partir de la suspensión escolar, situación que ha generado gran estrés y conflictos en la familia.
Entre algunas propuestas para el regreso a clases en México, quizás pueden servir de ejemplo las experiencias que algunos países asiáticos han implementado en sus territorios, como: brindar a los jóvenes mesa bancos individualizados, menos alumnos por salón, el uso de cubrebocas, mascarillas, controles de temperatura, pantallas protectoras en los comedores, desinfección de los salones de clases, esto como medidas de prevención para frenar el coronavirus.
Jesús Eduardo Bravo Delgado, Licenciado en Administración Pública y Ciencia Política por la Universidad de Colima
Contacto: Jebravod@gmail.com