EL TIEMPO LIBRE
Por: Paco Dueñas
El Peor Demonio que podemos conocer en ocasiones somos nosotros mismos, y de igual forma nosotros mismos creamos el Peor Infierno en que podemos Vivir.
Un aspecto con el que tendremos que lidiar toda la vida, desde que tenemos uso de razón, hasta que uno se muere, es Que hacer con nuestro Tiempo Libre. Independientemente sea escaso o vasto, tu determinas que hacer con él. Cuando se es niño(a) Los papas buscan afanosamente que el tiempo libre de los hijos sea bien encauzado, es decir; que aprendan nuevas habilidades ya sean deportivas, artísticas, musicales, etc. ó fortalecer aquellas en donde se tenga debilidad (educativas o de otro índole)
Pero aun así, desde niños y jóvenes mucho de nuestro tiempo seremos nosotros mismos, el propio sujeto, el que determinara como emplearlo, gastarlo o usarlo.
Cuando tenemos objetivos ó metas precisas y sabemos enfocarnos (que lamentablemente creo no es la mayoría de las veces) podemos hacer maravillas con el tiempo libre.
Pero si carecemos de ellas (metas) y por el contrario tenemos malos hábitos o vicios, entonces nuestro tiempo libre se puede volver una maldición, convertirse en un veneno; pues en lugar de usar este tiempo para crecer en diferentes ámbitos, ayudar en casa (donde nunca faltaran tareas por hacer –lo digo por experiencia propia-) ó simplemente descansar, lo usamos para malgastarlo y solo perderlo a lo tonto, distrayéndonos con el internet, ó alguna aplicación de entretenimiento en el mejor de los casos o lo usamos para lastimarnos, dañarnos, humillarnos, denigrarnos… cuando los vicios son los dueños de nuestra fuerza de voluntad.
No es fácil salir de ellos, no es medio difícil….es súper archí recontra difícil, muchas veces además de toda la fuerza de voluntad del sujeto, se requerirá de la ayuda de toda la familia y de Instituciones especializadas y profesionales en el tema y quizá hasta de internados para intentar salir algún día del problema en cuestión.
Pero, todo debe partir de la persona que tenga el padecimiento, él o ella debe decidir dar la batalla y ser lo suficientemente honesta cuando sus propias fuerzas no basten para salir del hoyo, y lo suficientemente valiente para pedir apoyo.
Reconocer que se tiene un problema es el primer paso de muchos que se tendrán que efectuar si es que queremos ser mejor personas, si realmente queremos dar más valor agregado a nuestras vidas, a nuestras parejas y a nuestras familias y amigos.
Pero mientras hay vida, hay esperanza. Quizá se han perdido muchas más batallas que las ganadas, pero mientras se respire todo es posible.
Celebremos la vida que tenemos, la oportunidad que nos da el creador cada día, para corregir el rumbo y aprovechar nuestro tiempo libre.