Trabajadoras vs trabajadores domésticos: una brecha de género más
Este 30 de marzo se conmemoró el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar y con ello, oportunamente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer algunas cifras respecto a quienes se desempeñan en el campo, que en su mayoría son mujeres.
Sin embargo y aunque poca, la presencia de hombres que trabajan en el trabajo doméstico remunerado permite hacer una comparación entre las condiciones de ambos géneros en un mismo rubro laboral.
Constatando que aunque la presencia de hombres sea mínima en el rubro, ya que del 100% de personas dedicadas a esta tarea el 90.2% son mujeres y solo el 9.8% son hombres, aún así, les es más favorable a estos últimos en comparación con las condiciones que viven las mujeres.
Cabe primero externar que los porcentajes del Inegi nos dicen que los hombres que se ocupan en este campo, tienen una mayor escolaridad que las mujeres, pues el 22% cuentan con estudios de nivel medio superior o superior, mientras que del lado de las mujeres la cifra es del 13.9% y aunque esto puede no ser consecuencia directa de las condiciones laborales del trabajo doméstico, estos números sí nos dan una ventana hacia las desigualdades de otro tipo que viven las mujeres en general.
Entrando en las condiciones que si abarcan meramente lo que es este campo laboral, la estadística nos muestra que a nivel nacional, hay una brecha de género en el salario que reciben las y los trabajadores domésticos, pues mientras las mujeres reciben un promedio mensual de 3 mil 767 pesos, la percepción de los hombres es 4 mil 399 pesos en promedio.
Además en el tema de prestaciones, las cifras muestran que del total de hombres y mujeres que se dedican a este trabajo, el 72.6% no tenía ninguna prestación y de ese porcentaje, un 74% correspondía a mujeres.
No se trata de un enfrentamiento entre géneros, pero sí de evidenciar que los roles y estereotipos permean hasta en este campo laboral, en el que la minoría son hombres.
Cabe destacar además que hay muchas otras condiciones y violencias que no están retratadas en estas cifras: acosos, violencia verbal, física, jornadas de todo el día e incluso parte de la noche.
Que estas cifras nos sirvan para darnos un panorama de la injusticia en ese medio y también para reflexionar el papel que hemos jugado o jugamos al alimentarla, al no pagar a las personas que hacen trabajo doméstico una remuneración justa, al no darles prestaciones, al inferiorizarles o al ser cómplices de situaciones de este tipo en casas de familiares o amigos.