Colima y sus salarios, uno de los grandes problemas del campo laboral
Por Rosario Gutiérrez
Hace algunas semanas escribía una columna sobre los trabajos mejor pagados de acuerdo al Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), sin embargo, que tengas un buen salario desempeñándote en lo que estudiaste, también dependerá mucho de dónde vives y Colima es uno de esos estados con mucho estudiante y egresados talentosos, que terminan buscando su futuro en otro lado ante el panorama salarial.
Basta con hablar con un par de amigas o amigos que estén ya laborando o buscando trabajo para notar que el techo salarial en la entidad es bajo y aunque hay empresas, por ejemplo, que se dedican a la programación y que incluso están en listas nacionales de los mejores lugares para trabajar, estas son pocas y quienes deseen laborar ahí deben contar con habilidades específicas.
Pero las cifras también respaldan esta noción, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en sus registros de salarios diarios por entidad federativa, arroja que la entidad es la número 13 de los estados que peor pagan, con un sueldo diario promedio de 452.18 pesos, la entidad que peor paga es Sinaloa, con un sueldo de 397.5, aunque recordemos, estos datos únicamente hace referencia al personal que ha sido dado de alta en el IMSS.
El mismo IMCO, en su índice de competitividad estatal 2022, registra que los trabajadores de Colima tienen un ingreso promedio de $8,995 pesos al mes, cuando el salario mínimo de ese mismo año era de 5 mil 255 pesos mensuales.
Pero este índice también nos dice que hay una brecha salarial del 18.7% entre hombres y mujeres, que 1.4% de las personas que trabajan más de 40 horas a la semana tienen un ingreso por debajo de la línea de bienestar, un 26% trabaja más de 48 horas semanas y apenas un 2% ha sido capacitado alguna vez en su trabajo.
En la posición total de competitividad, Colima es el lugar 28 de 32, no solo por estos datos, sino por muchos otros más que toma en cuenta el instituto.
Este no es un problema de una administración, ni de la anterior, sino de años y años por delante que restan de hacer políticas públicas para combatir estas dificultades, de crear trabajos de calidad también en la industria privada y mejorar los que ya hay.
Restan años y años en igualdad de género para cerrar la brecha, en atraer más empresas, pero sobre todo, en construir un panorama para toda la población económicamente activa que le permita tener ingresos fijos, formales y suficientes, construirse un patrimonio propio y labrarse una vejez digna.