Ágora- Seguridad, el PRI y la hipocresía, ¡Nunca más!
Ágora, espacio de las ideas
Vemos en esta foto la cara del cinismo, de la hipocresía, la doble moral y sobre todo, la cara exacta de la realidad.
Arnoldo Ochoa, actual presidente del PRI en Colima, encabezando lo que podría considerarse como el origen de la inseguridad y violencia que hoy padecemos en nuestro país y en nuestro estado.
Vemos en la imagen a un Felipe Calderón con semblante de resaca o de insolencia, o de las dos cosas. Ese presidente que se puso un traje de militar para declarar una guerra que dejó más de cien mil muertes y que bañó de sangre a todo el territorio nacional.
Una guerra que, lejos de combatir el crimen, logró que los grupos delincuenciales crecieran y se multiplicaran, todo, de la mano del flamante Secretario de Seguridad Genaro García Luna, uno de los delincuentes más perversos y dañinos en nuestra historia moderna.
Hay más personajes en esa foto que en algún otro texto nos tomaremos la tarea de describir, pero lo que ahora importa es señalar en un acto de justicia y de memoria a Arnoldo Ochoa.
Al actual presidente del PRI estatal, lo vemos presuntuoso de su cercanía con altas esferas del poder a nivel federal, demostrando su total colaboración, complacencia, obediencia, lealtad y complicidad, ya que eso permitía a los cacicazgos locales (incluyéndolo) mantener sus privilegios y su capacidad de seguir imponiendo su voluntad política: el pequeño Colima era suyo y para ellos.
En ese periodo, Arnoldo Ochoa y toda la casta política local (forjada en el pillaje, el amiguismo, la ilegalidad y el crimen) se coordinaron con un narco-Estado y en lo local, fortalecieron las mismas prácticas que a nivel federal, generando el crecimiento de más de 200 grupos delincuenciales.
En esa foto, vemos a «Don Arnoldo», como le dicen los priistas subordinados, posando altivo y demostrando poder, junto con Género García Luna, quien fuera mano derecha de Felipe Calderón, y que actualmente está siendo Juzgado en Estado Unidos por tráfico de drogas y ser miembro activo del cártel de Sinaloa.
Ahora, vemos sobre todo a diputados locales del PRI, así como al propio Arnoldo Ochoa utilizar el tema de la inseguridad y la violencia como bandera política, argumentando que la actual administración estatal (que por cierto los desplazó de la cúspide del poder) ha sido incapaz de componer la situación.
Más cinismo no puede haber en esa estrategia de ataque y de campaña negra: Arnoldo y su grupo político junto con toda la red de complicidades que crearon durante décadas, fueron quienes encumbraron grupos delincuenciales; los que dejaron nacer, crecer y desarrollarse a esas agrupaciones que ahora provocan violencia.
Al mismo barco se suben los liderazgos del PAN, que deberían estar avergonzados de lo que crearon, lo que dejaron y el sufrimiento que provocaron a miles de familias en el país.
Esa es la verdad, esa es la cara del PRIAN, la real: fueron expertos protegiendo criminales, haciendo alianzas con ellos, siendo parte de ellos, mientras le daban la espalda al pueblo.
Existe un legítimo reclamo de la ciudadanía ante las autoridades para que se recupere la paz en Colima y en eso tenemos que trabajar todas y todos. Pero el PRIAN, ellos no tienen cara, no tienen vergüenza y no tienen legitimidad para reclamar nada.
Deberían disculparse con la gente, deberían pedir perdón por sus crímenes y por todo lo que provocaron. Si es que les queda aunque sea un poco de dignidad, deberían conservarla y retirarse de su ilusión y añoranza por el poder. Si queremos de verdad construir la paz y recuperar la seguridad en nuestro estado, no permitamos que vuelvan, no les demos tregua.
Día con día demostremos que estamos cansados de su violencia, que ya no queremos sus políticas de pillaje y de complicidades con el crimen. Debemos decir alto y fuerte: ¡Ellos nunca más!