El verdadero significado de la Navidad
Por Vladimir Parra
Columna: Estación Esperanza
“Mi canción no es del cielo
las estrellas, la luna
porque a ti te la entrego
que no tienes ninguna
Por eso canto a quien no escucha
a quien no dejan escucharme
a quien ya nunca me escuchó
Al que su cotidiana lucha
me da razones para amarle
a aquel que nadie le cantó”
Canción de navidad, Silvio Rodríguez
Esta navidad nuestro país cumple más de 4 años en medio de un proceso social de transformación, un cambio inédito en la vida pública, un cambio no solo político, económico sino también moral, porque la revolución de las conciencias que propone la Cuarta Transformación y que encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador plantea recuperar nuestros valores, nuestros orígenes, nuestras tradiciones; voltear a ver el legado de nuestras culturas originarias, y es ahí donde encontramos la riqueza más grande de México: su pueblo, su resistencia a los malos gobiernos anteriores. Ahí es donde está presente la solidaridad, el sentido de comunidad, el valor de las familias, el trabajar y compartir, el buen vivir y no el acumular.
La crisis generada por décadas por el neoliberalismo, acentuó la frivolidad, el individualismo y el egoísmo, creando un aspiracionismo que llevo a una competencia y acumulación desenfrenada, sin ver los problemas de fondo que había en la sociedad, la gran desigualdad económica, la privatización y la enajenación, no solo de nuestras riquezas naturales, si no de nuestra esperanza.
Por eso se dice que la Navidad es esperanza, pues simboliza la chispa y el anhelo que solo surge de la misma vida. Es el origen de todas las potencialidades, oportunidades y sueños, que va más allá de lo inmediato, pero también la navidad simboliza el amor desinteresado y comprometido por el bienestar de los demás.
Ante ello, es necesario también mencionar la justicia y liberación. Como lo señala Gustavo Gutiérrez, en su ya clásico Teología de la Liberación-Perspectivas: “Una espiritualidad de la liberación estará centrada en una conversión al prójimo, al hombre oprimido, a la clase social expoliada, a la raza despreciada, al país dominado (…) Conocer a Dios es obrar la justicia… recorrer el camino que lo lleve a buscar efectivamente la paz del Señor en el corazón de la lucha social”.
En estas fechas en que se busca recorrer dicho camino de solidaridad y respeto con nuestro prójimo, reiteramos nuestra intención de seguir velando por la dignidad y la justicia a través de la lucha social, con el fin de garantizar una transformación profunda que vele por el bienestar de todas y todos. Como señala Leonardo Boff: “Lo opuesto a la pobreza no es la riqueza, sino la injusticia, y solo mediante la justicia social podrá haber una sociedad de libres y liberados”.
Este es pues el verdadero significado de la navidad en el que nos enseñó Jesucristo, considerado por muchos como el primer revolucionario en luchar a favor de justicia, de los pobres y en contra del orden establecido. Quien llevo la filosofía del amor, el bienestar y la justicia, así como menciona Ignacio Manuel Altamirano, en su libro Navidad en el las Montañas: “Yo no pierdo de vista que soy, ante todo, el misionero evangélico. Sólo que yo comprendo así mi cristiana misión: debo procurar el bien de mis semejantes por todos los medios honrados; a ese fin debo invocar la religión de Jesús como causa, para tener la civilización y la virtud como resultado preciso: el Evangelio no sólo es la Buena Nueva bajo el sentido de la conciencia religiosa y moral, sino también desde el punto de vista del bienestar social”.