Nuestra exigencia es pacífica, nuestras conquistas irreversibles
Los derechos humanos no son negociables. Tampoco son transferibles. Cada persona tiene todos los derechos. Tener algunos no significa que no debamos tenerlos todos.
En la lucha cotidiana, las mujeres nos enfrentamos a múltiples formas de violación a nuestros derechos como humanas. Seguimos viviendo en un mundo donde nos pagan menos por empleos iguales a los que desempeñan los hombres, en donde el trabajo doméstico es gratuito y lo desempeñan más las mujeres que los hombres, donde se obliga a las mujeres a casarse porque su padre la a vendido por una dote desde que nace y entregada cuando la toca la luna a su captor, o marido, como quieras llamarle.
No importan si viven en México o en Irán. No importa si te llamas Masha o Carmen o Teresa. De todas formas te maltratan o te matan. Extremistas religiosos de todo el mundo nos quieren someter. Consideran que nuestro papel es la obediencia. Desde aquí les decimos que también nosotras podemos tomar decisiones. También nosotras pensamos y también somos inteligentes. No más violencia hacia nosotras. O nos tratan con respeto o nos vamos.
En este mundo, las mujeres en muchos países siguen siendo objetos y no sujetos de derechos. Es hora de que eso cambie.
Exigimos todos los derechos para todas las mujeres. Nuestra exigencia es pacífica. Nuestras conquistas irreversibles. Nuestros planteamientos respetuosos. Nuestras propuestas: el amor y la convivencia en paz. Nuestras herramientas: el diálogo y el respeto.
¡Vivan las mujeres! ¡Que viva la paz!