Los senderos seguros, la opción para las mujeres
Caminar es una experiencia de vida. Todos los días tenemos que hacerlo. Una vez aprendemos, caminamos toda la vida, a menos de que haya algún impedimento físico, social, político, económico.
Podría, si me lo permiten, dar un ejemplo de cada uno.
Si perdemos las piernas puede haber un impedimento físico que nos limita el caminar, ya que no tenemos el medio para hacerlo. Sin embargo, si tenemos recursos económicos para comprarnos unas piernas biónicas o de madera, podemos volver a caminar, aunque con ayuda. Podemos llegar caminando hasta la frontera con estados unidos y aunque podemos cruzar fácilmente la cerca de madera roja que divide en algunos lugares ambos países, lo cierto es que hay un impedimento político que nos impide seguir caminando en esa dirección. En cualquier momento podemos ser detenidos por la patrulla fronteriza y deportados a nuestro país.
También puede ser que tengamos ambas piernas y ninguna frontera política, pero no caminamos por ciertos lugares porque no estamos acostumbrados a caminar por ahí, como por ejemplo, si somos muy de ciudad, nos cuesta mucho, culturalmente hablando, caminar por el campo o trepar una montaña, aunque en este último sitio, la barrera también puede ser relacionada con nuestro estado de salud.
Los impedimentos sociales, por su parte, hacen referencia a aquellos lugares que no caminamos porque nos resulta incómodo o peligroso hacerlo. Son zonas del lugar que habitamos por donde no caminamos y si lo hacemos, vamos mirando para todos lados, preocupadas de que algo nos salga al paso y nos impida seguir con bien nuestro camino. Estos lugares peligrosos abundan en las ciudades mas grandes y son esos espacios en los cuales, por alguna u otra razón, se anidó el abandono, la suciedad, el olvido.
En esos espacios, las mujeres hemos tenido que transitar muchas veces, aún con el riesgo de sufrir algún asalto o falta de respeto o más aún, sufrir un tipo de violencia que ponga en riesgo nuestras vidas. Sobre nosotras cae el peso de estos espacios solos, semidestruidos y desgastados. Somos nosotras a quienes les resulta más peligroso pasar por esos lugares semioscuros, malolientes y descuidados.
Los senderos seguros son una opción de vida para las mujeres, para todos, pero principalmente para nosotras. Surgieron como un programa prioritario en la Ciudad de México y tienen que ver con el derecho a la ciudad. El derecho a disfrutar la ciudad. El derecho a ser libre y caminar segura. El derecho a ser mujer y no morir en el intento.
Son mas de 700 kilómetros de senderos seguros construidos en CDMX. Son mas de 5 puntos porcentuales el alza de la percepción de seguridad que tienen las mujeres que transitan por estos senderos.
Desde el Centro Estatal de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia con Participación Ciudadana se realizaron diagnósticos participativos con mujeres, en las zonas urbanas donde se desarrolla la Estrategia Mujeres constructoras de Paz. En estos ejercicios ciudadanos, las mujeres identificaron los principales problemas que tienen en sus comunidades, barrios o colonias, asociados al abandono de la infraestructura pública.
Derivado de este acercamiento con las mujeres, conocimos cuales son las vialidades con mayor afluencia de mujeres que transitan como peatonas. La intención es implementar la estrategia Sendero Seguro en esas vialidades donde se mueven las mujeres, derivado de sus actividades cotidianas, recreativas, laborales, culturales y de traslado. Con ello, buscamos contribuir positivamente a la erradicación de la violencia de género en la vía pública mediante el mejoramiento del espacio y tomando en cuenta las necesidades de las mujeres.
Es un acierto que la Gobernadora Indira Vizcaíno nos encargara esta primera tarea en relación a los senderos seguros. Sabemos que hay un interés real para que las mujeres podamos ver y ser vistas, oír y ser oídas, habitar espacios limpios, caminar seguras y disfrutar la ciudad.