La transformación democrática de las instituciones públicas de Colima
*Penosa reacción de la pequeña burocracia cultural de élite.
Por Jesús Jiménez
Columna: Textos al Minuto
Durante muchas décadas de su infortunada existencia, el régimen liderado por el PRI y solapado oficiosamente en su rol de chaperón, por el PAN, creó una Red de intereses que operó como coto exclusivo de las familias de ese poder, donde era prácticamente imposible que alguien de la oposición a esos dos partidos -que en realidad, como se está demostrando en estos momentos, es decir, son lo mismo- pudiera tener oportunidades de trabajo o de acceso a los programas sociales o de apoyo.
Una de esas instituciones manoseadas por el partido totalitario tolerado y apoyado por el PAN, fue precisamente la promoción cultural, la cultura, pues. Ya dije en otro texto al minuto que les faltó fiscalía, supervisión, a casi todas las secretarías del poder público totalitario de Colima. Una de ellas fue en grado superlativo, la Secretaría de Cultura.
Si se recuerda, esa importante infraestructura dotada a los colimenses por la maestra Griselda Álvarez, muy pronto fue copada por intereses de grupo, de partido, a donde el PRI mandaba a sus incondicionales para que utilizaron ese instancia, supuestamente para la promoción cultural, pero que efectivamente era una colocación de empleos de todos los rangos.
Se daba chamba ahí a incondicionales del PRI y del PAN, y a personas de las familias tradicionales, que como la de Leoncio Morán, Nacho Peralta, Moreno Peña, etc.; consideraban ese como un derecho divino. Millones de pesos de ahí se turnaron a la industria próspera editorial, que quería competir con la otra actividad que les dejó y seguramente les está dejando en estos momentos miles de millones de pesos a los gobiernos priístas en turno: la construcción.
Cuando hacía yo periodismo cotidiano, y criticábamos al gobierno, uno de los socorridos temas para los señalamientos objetivos fue el ámbito cultural que muy pronto se fusionó con el PRI, obviamente con los intereses de los mandarines en turno, o sea los gobernadores de la corrupción.
Se creaban chambas, como poetas al momento. «¿Escribes?» se preguntaban, y se contestaban: «sí»; «pues ármate un libro aquí te lo publicamos».
Ahora ya se anunció por parte de la candidata de la Cuarta Transformación, una que me parece muy necesaria reforma administrativa, para eficientar y mejorar los programas y acciones culturales y educativas, para que lleguen a la gente, es decir, cultura de calidad al pueblo; pegan el grito en el cielo algunos y algunas que, siendo, sin embargo, piezas menores, porque la corrupción efectivamente está arriba; tratan de confundir y denigrar una propuesta muy positiva.
Y es penoso el nivel de reflexión y de análisis de los creadores o intelectuales de la nómina burocrática cultural; pues se supone que el rol y la figura intelectual incluso política, debería de proporcionarles mayores herramientas de análisis y sí, por supuesto de ética, de objetividad.
Quienes hacemos periodismo independiente y libre aunque sea aquí en la redes sociales, defenderemos siempre a la clase trabajadora, de cualquier intento de injusticia. Porque la Cuarta Transformación, como lo ha venido haciendo el presidente de la República, es precisamente defender los derechos de las y los trabajadores y no ha habido los despidos que tradicionalmente hacían los gobiernos corruptos del PRI a nivel nacional y aquí en Colima, como lo hicieron los cuasi delincuentes últimos gobernadores.
Ahí está el Locho Morán, mentirozaso, un individuo que se ostenta de buenas costumbres pero que aplica una campaña de porquería y de mentiras. En este caso del expediente de cultura, el angelito anda diciendo que no va a haber despidos y que no desaparecería X o Y Secretaría. (Y no desaparecería la cultura, es cierto, porque para bien de esta, no va a ser gobernador). Precisamente es un enemigo de la cultura y de los trabajadores, y está documentado, para que quiera debatir al respecto.