1° de Mayo, una mirada en retrospectiva

Por Armando Aguilera*

La historia esa gran maestra de la vida que enseña a quien tiene la disciplina y enfrenta el reto de conocerla, para comprender un hecho actual, una mirada a sus orígenes y desarrollo ayuda a tener una mejor  interpretación.

Una de las fechas que resalta en nuestro calendario cívico por la cantidad de personas que moviliza es el primero de mayo. Hace algunos años, cuando los sindicatos tenían que dar muestra del control que ejercían sobre  los trabajadores y trabajadoras, se desfilaba en largas columnas  frente a palacio nacional y el ritual se repetía en los estados, caminar en filas ordenadas, agradecer a los gobiernos, gritas vivas a los líderes de las centrales obreras  y  después ir a una comida organizada por los representantes sindicales, pagada con las cuotas que quitaban a las y los trabajadores, era parte de la normalidad de un sistema político clientelar que repartía poder a cambio de control social.

Ese ritual fue una forma de proyectar el control del movimiento de las y los trabajadores de nuestro país, de ganar puntos en el escalafón político donde el criterio de reparto se daba en función de la capacidad de controlar y manipular el movimiento de los trabajadores y trabajadoras a través de sindicatos obreros y organizaciones campesinas, que eran apéndices del partido en el poder. Sin descartar la represión a quienes se oponían a esa forma de control que cerraba la pinza de ese estilo de gobernar.

Este tipo de actos no tenían nada que ver con los hechos que, en Estados Unidos en 1886 y 1888 tuvieron lugar cuando obreros de Chicago, exigieron una jornada mas humana, ocho horas de trabajo, ocho para dormir y ocho para la casa, que como bandera de lucha enarbolaron los obreros en casi todas las fábricas y marcó el inicio de un movimiento que reivindicaba un derecho básico, una jornada laboral justa. Su exigencia tenia como fundamento una ley promulgada por el presidente Andrew Johnson en 1868, que establecía una jornada laboral de ocho horas para los empleados de las oficinas y trabajadores de obras públicas, pero que excluía a los y las trabajadores de las fábricas.

Los esquiroles. Ese primero de mayo de 1886 algunos historiadores establecen que fueron casi 200 000  trabajadores los que se declararon en huelga, porque las condiciones laborales de obreros en esta ciudad eran peores que en otras ciudades de los Estados Unidos, sólo un grupo de trabajadores de la empresa Mc Cormick siguieron trabajando y decidieron no apoyar el movimiento. El 2 de mayo una manifestación de 50 000 obreros fue violentamente reprimida, los trabajadores se organizaron y el día siguiente deciden manifestarse, al silbar de una sirena, los esquiroles salieron a  confrontar a los manifestantes,  el saldo fue de varios obreros muertos y decena de heridos, por la tarde,  en una concentración alguien arrojó un artefacto explosivo contra la policía, lo que desató una violenta represión con saldo de 38 obreros muertos y 115 heridos, lo líderes fueron detenidos y sometidos a juicio, algunos fueron condenados a 15 años de trabajos forzados, otros a cadena perpetua y  ocho  condenados a la pena de muerte

La prensa “imparcial.” Este hecho fue el punto de partida para desatar una violenta persecución de los líderes del movimiento obrero en los Estados Unidos, a través de  redadas policiales, detenciones arbitrarias, mientras la prensa de ese tiempo como el Indianápolis journal, Chicago Tribune, y el New York Times, escribían contra los huelguistas a quienes calificaban  truhanes, malhechores, sus protestas fueron calificadas de locuras, con adjetivos de rufianes, rojos, comunistas, monstruos, etc. En una clara defensa de la políticaintolerantey represiva del gobierno y en defensa de los grupos de poder económico de esa época.

Fue durante el Congreso de la Segunda Internacional (París, 1889) donde se declara el 1º de mayo como una fecha internacional fija, para que los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo exigieran la reducción de la jornada laboral y que actualmente tiene presencia en algunos países, como un acto de rebeldía que mantiene vigente la lucha de los derechos laborales de las y los trabajadores.

Los independientes.  En nuestro país, a la par de esos desfiles que agradecían al presidente en turno las dádivas traducidas en “conquistas sindicales” se desarrolló un movimiento de oposición de sindicatos y organizaciones independientes que reivindicaban las luchas históricas de los y las trabajadores  en defensa de los derechos laborales, igual que en Chicago, esta  lucha pagó un alto costo de lideres muertos o desaparecidos, al enfrentar un régimen que diciéndose depositario de los ideales de la Revolución en el discurso , en los hechos, estuvo al servicio de los grupos de poder, reprimiendo, asesinando y desapareciendo a quienes reclamaban justicia social.

Este primero de mayo, sin duda, volverán a las calles estos movimientos a reivindicar la memoria de aquellos Mártires que en Chicago ayer y en el mundo de hoy, mantienen viva la flama de la esperanza de un mundo donde las trabajadoras y trabajadores reciban un salario justo y un trato justos, que permita resolver las necesidades de comida, educación, salud y vivienda como derechos básicos de todas y todos los trabajadores del mundo.

*Armando Aguilera es catedrático de la UPN y doctor de pedagogía