El robo del siglo
El despertador
Por Oscar Donato
La pandemia del Covid-19 que estamos enfrentando, entre otras cosas, está sirviendo para implantar lo que se llama el nuevo orden económico mundial. Los hombres más ricos del mundo han diseñado el futuro inmediato de la humanidad. Por supuesto, lo han hecho acorde a sus intereses. Podemos observar, que la forma a la que acostumbrábamos a laborar está cambiando. El “home-office o trabajo en casa” es una realidad que se reafirma. Quienes lo implementan utilizan la antigua arma de siempre: el miedo, el terror y el caos. ¿Quién diablos desea contagiarse? Esto facilita que nos acostumbremos a no salir y consumamos todo lo que necesitamos desde casa. Con una tarjeta de crédito o de débito, y un celular, consigues prácticamente todo. Es tanta la incertidumbre y el miedo que no advertimos las consecuencias de nuestros actos.
Si me preguntaran qué es lo que en realidad está ocurriendo con esta pandemia, respondería que es “el robo más grande que la humanidad tenga registrado en la memoria”. Nos están quitando la salud, el tiempo, la tranquilidad, pero, sobre todo, la vida y el dinero. Que no se malentienda, la pandemia existe. Los hombres de las élites son capaces de cualquier barbaridad. Están propiciando el caos para normalizar las compras en línea —educación, servicios, productos, trabajo— es decir, a la vida misma. Todo se encamina hacia la pérdida de relaciones, de la convivencia natural e indispensable entre los seres humanos, de suprimir la empatía y los afectos. De separarnos, dividirnos. ¿A nuestros hijos en el futuro todavía les tocará conocer a sus primeros amigos, su primera novia o novio en la escuela?, ¿seguirán latiendo corazones desaforados al ver, como si de un milagro se tratara, a la niña o niño más hermoso(a) del mundo? Todo parece indicar que desean que las relaciones sólo sean digitales.
Los expertos señalan que problemas sociales y psicológicos aflorarán al permanecer recluido por tanto tiempo en casa. Aunque para muchos parezca conveniente, la indiferencia entre los seres humanos se agrandará, sin mencionar el aumento de los problemas en el interior de los hogares. Y todo por una élite insaciable de ambición, de poder y dinero. Las plataformas digitales como Amazon, Facebook, Mercado libre, Instagram, Twitter, etc., están saqueando las economías del mundo. El daño a la economía local y a los países del orbe ya sienten sus estragos. La mayoría de los gobiernos parece no darse cuenta del robo y el engaño del que están siendo emboscados. Peor aún, todos estamos siendo cómplices del robo a nuestra sociedades, estamos ayudando a que esa pequeña élite, pero la más poderosa, logre su objetivo al comprarles todo en línea a través de las plataformas señaladas. No se comprende que al hacerlo la economía de nuestra localidad y la de nuestros país colapsará. El resultado de ello no es difícil de pensarlo: desempleo, enfermedades y más delincuencia. No somos conscientes de que miles de familias dependen de cada comercio. Una enorme cantidad están quedando en bancarrota al perder el negocio que con tantos esfuerzos —de toda una vida— forjaron. Sólo basta caminar por la calle para verlo. Puede ser el negocio de un familiar o amigo cercano. Pronto la boutique, la zapatería, la mueblería o librería desaparecerán y tu dinero irá a parar en manos de unos cuantos en el extranjero. Con artimañas, los todopoderoso despojan a pueblos enteros. Con su poder económico logran posicionarse en el mercado virtual sin que la empresa local o nacional pueda competir. Ni siquiera grandes multinacionales. No obstante, que muchas empresas y comercios tengan su página en línea y se esfuercen con publicidad. Son ellos los que aparecen primero en tu buscador al elegir un producto en línea. Por si esto fuera poco, los gobiernos del mundo, unos por ignorancia y otros por corrupción están siendo los facilitadores para que destrocen la economía. El poder económico es tan grande que supera al de algunas naciones en conjunto. Una catástrofe que pareciera ser invisible al no hacerse mucho al respecto.
Aunque tarde, una luz parece abrirse. El 11 de noviembre del presente año, la unión europea demandó a Amazon acusándolo de monopolio. Las asociaciones comerciales de Alemania, Francia, entre otros, hacen campaña para reclamar a las autoridades, para informar a los ciudadanos y atemperar las compras en línea en dichas plataformas monopólicas.
La mayoría de los mexicanos siempre hemos admirado o al menos así se nos han hecho creer, que las potencias mundiales como Alemania, Francia, Inglaterra, Rusia, China o los Estados Unidos, por mencionar algunos, son ejemplos a seguir. Incluso criticamos por qué no podemos tener un país como ellos. No obstante, poco nos detenemos a revisar qué es lo que hacen ellos, que nosotros no. ¿Cuántos mexicanos son conscientes del saqueo de las plataformas, cuantos están adoptando las mismas medidas que en esos países? Por desgracia, demasiado pocos.
Sí deseamos tener un país que sea ejemplo a seguir en lugar de seguir a otros, sería bueno comenzar por ayudarnos entre nosotros mismos. México es un gran país y su gente te necesita, consume local, en tú país, a tu gente. No destruyamos a nuestra economía. No seamos cómplices del robo más grande del siglo. No se trata de cerrarnos al mundo, sólo da preferencia a tu localidad como lo hacen esos países a los que se admira. Con ello se contribuye a fortalecer y mejorar a tu comunidad. Y tal vez, sin egoísmos ni complejos, podamos tener ese país que todos queremos.