La minería y necesidades humanas
Por Carlos Ponce de León
Columna: Flujo de ideas
El tema de la minería ha retomado importancia en nuestro estado a raíz de la manifestación de que se pretende establecer un proyecto minero en la comunidad de Canoas, en Manzanillo.
En distintos medios se habla de los beneficios o de la devastación de la industria minera, dependiendo de a que se apoye será cómo se habla del tema y he notado en algunas publicaciones que existen, por lo que trataré de ejemplificar aspectos en ambos sentidos siendo objetivo, siendo un tema tan complejo es posible que no abarque todos los aspectos.
Con una buena inversión de capital extranjero, las empresas mineras proporcionan empleos directos e indirectos en la región, en forma de plazas para trabajadores o a través de contratos a terceros en su mayoría locales como proveedores de servicios e insumos. Del mismo modo, estas empresas y consorcios dedicados a la minería proporcionan otros beneficios a las comunidades cercanas y a instituciones de beneficencia, como desarrollo de infraestructura, eventos deportivos, programas de atención a la salud, difusión cultural, entre varias cosas.
En México, la minería aporta el 2.5% del PIB, en 2017 generó 241 mil millones de pesos a partir de la producción mineral-metalúrgica, atrae 8 mil millones de dólares en inversión extranjera directa y retorna al gobierno federal 13 mil 254 millones de pesos.
Sin embargo, todo esto viene con un costo, y es el fuerte impacto ambiental que tiene la actividad minera.
Para establecer los campos mineros es necesario deforestar grandes extensiones de terreno; se necesita terreno para almacenes, talleres, oficinas, estacionamientos, edificios de procesamiento, presas de jales, caminos, polvorines y por supuesto el área de extracción.
Durante el procesamiento de mineral, se tiene una fuerte demanda de agua, misma que es obtenida de pozos profundos y tomas en ríos. Una parte del agua utilizada en procesos es enviada como jales (que son los residuos de la extracción del mineral) y acumulada en presas, en ocasiones existen filtraciones que pudieran acarrear sustancias dañinas para el medio ambiente, aunque esto depende del proceso y mineral extraído, por ejemplo en la minería de hierro se usan imanes para separar el mineral.
En años anteriores se han visto distintos derrames de sustancias químicas relacionadas con la producción minera: en 2013 el colapso de una laguna de oxidación en Durango provocó la muerte de tres personas y contaminó el rio Los Remedios, en 2014 ocurrió un derrame de solución de cobre en Sonora contaminando los ríos Sonora y Bacanuchi y afectando a 20 mil personas, también en 2014 una presa de jales al norte de Durango derramó parte de su contenido afectando al arroyo La Cruz y 400 metros cuadrados de terreno.
Además de esto se encuentran impactos a la atmósfera en forma de contaminación por polvos durante las detonaciones y movimiento de material, ruido a causa de movimiento de maquinaria y procesos industriales y emisiones de gases invernadero también relacionadas con el movimiento de maquinaria y procesos industriales.
Todos estos impactos son expresados en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) cuando se solicita una autorización para desarrollar la actividad, donde además se deben expresar las medidas preventivas, de mitigación y las que sean necesarias para evitar y reducir al mínimo los efectos negativos.
Es a partir una MIA donde la industria plasma varias medidas para reducir su impacto ambiental. En el manejo del agua algunas empresas implementan en sus procesos sistemas para el reúso del recurso, procurando reducir al mínimo la extracción de agua, ya que esta a su vez está concesionada y tiene un límite de extracción. Además de que sus aguas residuales deben ser tratadas antes de ser integradas al ambiente o al sistema municipal de drenaje.
En el tratamiento de flora y fauna, la industria contempla programas de rescate y reubicación de especies animales y programas de reforestación en distintas regiones, mismas que están reguladas por la ley. En contaminación atmosférica, se da mantenimiento regular a maquinaria para atenuar sus emisiones, y para reducir las emisiones del proceso de mineral se construyen complejos que reducen los contaminantes.
Sin embargo, no todas las empresas mineras aplican estas medidas, y existen diferentes proyectos y propuestas encaminados a mejorar la relación de la minería con el ambiente, como reutilizar los jales en la construcción de presas, y reforestar a estas últimas una vez que alcanzan su capacidad de diseño para recuperar espacios verdes a los que puedan volver especies animales.
Considero que es necesario que tanto la parte interesada en instalar un desarrollo minero, como la parte afectada se conozcan mutuamente, sus procesos, interacciones y necesidades, con supervisión de la federación, de manera que se puedan llegar a acuerdos en los que ambos sean beneficiados o si se considera que el impacto negativo es mayor a los beneficios rechazar el proyecto en defensa de su bienestar o impulsar uno mejor.
Por supuesto que, debemos reconocer que tanto la minería como cualquier otra industria nace de una necesidad, así que mientras no tomemos acciones para reducir los recursos que requerimos y para proteger nuestro ambiente, existirán actores que atenderán nuestras crecientes necesidades y que en varios casos buscarán el mayor beneficio sin importar cómo.