Duelo Público en parques y jardines de Colima
Columna: Textos al Minuto
Por J. Jesús Jiménez
Nuestra sociedad, enfrenta horas, días y meses amargos rumbo a la extinción de los utlimos estertores del neoliberalismo gubernamental en Colima, cuyos exponentes máximos son el gobierno estatal y el municipal de Colima, que se disputan la mediocridad y la irresponsabilidad casi absolutas en el ejercicio público.
Inoperantes deliberadamente ante la pandemia, dando saltos erráticos desde el comienzo pandémico; es hora que no dan una en materia de responsabilidad pública, y pareciera que se han abandonado, en la completa indolencia, al paso del tiempo en tanto finaliza el gobierno estatal, y se alista la temporada para dar otro salto chapulinezco y oportunista, del alcalde municipal.
Lo que distingue a los exponentes de la doctrina neoliberal, es su incapacidad, insisto, deliberada, pues es la antítesis de esta doctrina; es el abandono de toda acción social de beneficio colectivo o, especificamente, de los sectores más vulnerables.
El impacto neoliberal hizo crisis en la seguridad y el bienestar social desde los últimos ladrogobiernos de los dos sexenios estatales, agravada en el actual, pues se desmanteló el trabajo social, se acabaron programas comunitarios, y la asistencia social se dejó en las manos pías de organismos privados de origen religioso, o a la vera de la buena alma de los colimenses.
Así como el neoliberalismo, diabólica doctrina económica y política capitalista, sembró de muerte y miseria a los países pobres -y México lo es, no tanto por su potencial de riqueza, sino por la depredación pública-, la indolencia ante una realidad que demandaba un vigoroso trabajo social y la implementación de políticas públicas efectivas contra la pobreza y la marginación; ha tenido trágicas consecuencias en la vida y la salud de los pobres.
Fui constante asistente a los parques de la ciudad, Juárez e Hidalgo, entretanto acudía a realizar mis actividades de consulta de un archivo histórico en uno, y en otro para leer o hacer mis notas. Lo que me convirtió, de paso, en un observador sociológico, viendo gente pasar y detectando problemáticas, como el regisro de una gran cantidad de personas, probablemente sin origen, casa o destino específico, vagando por el eje Parque Hidalgo – Jardín Juárez- Núñez – San Francisco.
Y llegué a escribir por aquí, la necesidad de que las autoridades de asistencia social -por demás casi inexistentes hoy en la capital y la zona metropolitana- ante esta problemática elaboraran un censo de gente sin hogar que pulula por las ciudades de Colima, enfermos o abandonados. No hubo eco. Lamentablemente.
Y el problema se ha tornado trágico. En el último mes, dos indigentes que identifiqué, murieron, uno en el parque Hidalgo y otro esta semana en el jardín de la Concordia. Si las autoridades hubiesen elaborado una carpeta de trabajo social, albergando a estos seres humanos abandonados, posiblemente los dos ciudadanos que fallecieron, hubieran tenido mejor suerte. Triste.