¿Por qué Porfirio y Citlalli?
Por Luis Armando Fuentes Valencia
Columna: Con sal y limón
Construir Morena no fue una labor sencilla y transformar el Movimiento en partido político, tampoco. A pesar del liderazgo de López Obrador, muchas personas no creyeron en el proyecto y muchos intereses se opusieron a la transformación del Movimiento. Una vez que Morena fue partido, muchos políticos y ciudadanos normales se acercaron y juraron amor eterno a ese Morena naciente. Otros lo hicieron después y más de uno de los políticos morenos, realmente no lo son porque nunca se han afiliado al Partido.
Morena era la única opción válida para Andrés Manuel, dos veces candidato a la presidencia de la República con el PRD, un partido que por un lado se crecía con la candidatura de López Obrador y llevaba a muchos de sus dirigentes a ocupar escaños en el Congreso de la Unión y en las legislaturas estatales pero por el otro, con mezquindad negaba candidaturas a los lópezobradoristas. Para el Movimiento y para su líder era muy importante que Andrés Manuel fuera presidente pero también que fuera acompañado por diputados y senadores que desde el Legislativo acompañaran su gobierno, aprobando leyes y reformando la Constitución y las leyes existentes que posibilitaran el cambio verdadero.
Apenas constituido como Partido, Morena comenzó a mostrar músculo y como imán atrajo, lo mismo a demócratas que a soñadores y a grillos oportunistas. Muchos de los últimos entendieron que ya no podrían ocupar posiciones con los partidos tradicionales y su enamoramiento del poder los acercó a Morena. Estos últimos son los que no pueden anteponer el interés general al propio o al del grupo al que pertenecen.
En su arranque, muy fácilmente se pudieron elegir a quienes ocuparían sus órganos de dirección. Después de la llegada de los ambiciosos, ha costado trabajo llegar a acuerdos. Queda la impresión de que Morena trata de emular la ruta que siguió el PRD y que lo llevó a la tumba, porque ahora, se ha constituido en un cadáver insepulto. Ya no es amarillo sino de un color como papá cruda, medio acerado, como son los muertos frescos.
Los órganos de dirección deben cambiar y se abortó un proceso que tendía a eso. Luego, la pandemia imposibilitó el proceso electoral y por alguna razón que el escribidor desconoce, tanto al INE como al TRIFE les urge la renovación y el primero realizará una encuesta abierta para lograrlo. Al que junta estas letras no le queda claro cómo lo hará. Sin embargo, vale mencionar que ahora sobran los candidatos para encabezar Morena y llama la atención que varios de ellos no son los que patearon calles y caminos buscando a quienes serían los fundadores del Partido o le otorgaría sus primeros votos, ni tampoco realizaron esfuerzo alguno para consolidarlo y ahora, ocupan posiciones gracias a un Partido al que difícilmente pueden llamar suyo y donde los verdaderos morenos, no los sienten como sus iguales.
Por eso, me llama la atención la dupla Porfirio – Citlalli. De Porfirio Muñoz Ledo poco puede añadirse a lo que todos sabemos. Eso lo hace buen candidato a la Presidencia porque se le tiene respeto y puede aglutinar a todos los morenos y eventualmente, hasta pudiera lograr una candidatura de unidad. Su amplia experiencia y conocimiento de la política mexicana aseguran que sabrá mantener el rumbo del Partido en aguas tempestuosas. En la coyuntura actual, ofrece seguridad.
Pero ¿Quién es Citlalli? Citlalli Hernández Mora cuenta con una larga trayectoria como activista, fue de ese puñado de militantes fundadores de Morena que trabajó para hacer realidad el Partido, y tanto como diputada local y ahora, como senadora por la Ciudad de México ha demostrado su solidez, a pesar de su juventud, pues cuenta con treinta años de edad. Estudió Ciencias de la Comunicación en la UNAM y en sus inicios fue integrante de un Comité de Base de Morena en Iztacalco y fue Secretaria de Cultura del Comité Delegacional en esa Alcaldía. Su labor allí la llevó a la diputación ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 2015.
En 2018 fue electa Senadora por la Ciudad de México en segunda fórmula, pues por la primera se postuló a Martí Batres. En su Cámara funge como Secretaria de la Comisión de Anticorrupción, Transparencia y Participación Ciudadana y es, además, integrante de las de Derechos Humanos, de Juventud y Deporte, de Relaciones Exteriores para América del Norte y el Caribe, de Trabajo y Previsión Social, de Cultura y de Economía. Es una de esas estrellas en ascenso de la 4T, de las cuales no hay muchas. Se presenta como una muy buena opción porque resulta complementaria con Porfirio: Uno con experiencia y otra con juventud y empuje. Buena fórmula para dirigir Morena y asegurar que ese Partido continúe acompañando al Presidente de la República en el logro de la cuarta transformación.
Este resulta un momento decisivo para Morena, sobre todo al enfrentar una elección que se realizará con reglas poco claras y por parte de un Instituto Nacional Electoral que se ha mostrado errático y poco confiable, poco cercano a propiciar verdaderas prácticas democráticas. Su presidencia y algunos consejeros no han mostrado su identificación con los objetivos del Instituto, sino más bien, con sus intereses personales y de los grupos a los que corresponden. Deseo que Morena pudiera contar con candidatos de unidad, que si no pudo construirse antes, se construya ahora, en lo que pudiera ser la última llamada para el Partido.
La 4T debe consolidarse y el papel de Morena resultará fundamental para ello. Una buena dirección del Partido, asegurará el éxito y la continuidad de lo que ahora comienza. Deseo larga vida a Morena y que se convierta en una herramienta importante para que continuemos construyendo la transformación que tanto necesita este México nuestro. Si en algo podemos contribuir, hagámoslo por el bien de todos. Convido a los morenos a que logren la unidad. Antepongamos el interés general a los particulares o grupales. Unidos podemos.
Por otro lado, Citlalli debe consolidarse también porque está llamada a convertirse en una ficha importante del post lópezobradorismo que debe empezar a construirse desde ahora. Ese es el futuro cuatroteísta.
Y a propósito de partidos políticos, me han dicho que por ahí se ha dejado ver un borrachín enano y malvado que insiste en cantar aquello que dice: Aquí estoy entre botellas, apagando con el vino mi dolor, celebrando a mi manera la derrota de mi pobre corazón. Y si acaso ya inconsciente, agobiado por los humos del alcohol, no se burlen si le grito, si entre lágrimas le llamo. Todo tiene su razón. La canción es de Homero Aguilar, y el borrachín, no se quien pudiera ser. Dicen que también grita que no lo van a detener, pero no aclara si tiene o no, información de la FGR y de la DEA. Si alguien lo averigua, que me diga.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.