La comentocracia
Por Alan Fabricio Soto García
Columna: El Revoltoso
La comentocracia es la amada profesión de aquellos derechistas de clóset, que creen “saberlo todo”, que son expertos en opinar sobre cualquier tema, incluso tan expertos que sienten tener la capacidad de convertir su opinión en juicio, lo que seguimos sin saber es por qué misteriosamente nunca consiguen solucionar ninguno de los problemas de los que hablan, pareciera que la acción no puede alcanzar la velocidad de sus lenguas, ha de ser por eso.
Los comentócratas son capaces de proveer un extenso abanico de posibilidades para dar solución al problema, aunque casualmente, la solución nunca es, ni por equivocación alguna, parecida a la que se le está dando en su momento, pareciera que el arte de comentar por comentar tiene un trasfondo más bien de carácter negativo que el de uno propositivo, o con el verdadero fin de sumar.
Los comentócratas, son fáciles de ubicar, seguramente has visto a más de uno de esos que en muchas ocasiones, castigados por las señas distintivas de su especie, se les puede reconocer fácilmente por su café Starbucks en la mano, su camisa guayabera de color hueso, su pantalón caqui, sus relucientes zapatos color café recién comprados de Liverpool y su periódico tradicional (el cual solo leen ellos).
Esta curiosa especie tiene la gracia de poder dar una opinión que nadie les pidió, una opinión que a nadie ayudó, y todavía exigen reconocimiento por esta, otros más descarados, hasta se atreven a buscar una remuneración económica por su rimbombante conocimiento.
Bien acertado dice Eduardo Galeano y con eso hago referencia a esta clase social que siente que con su comentario salva vivas: «los expertos internacionales son aquellos que van a donde nadie les llama, dan una opinión que nadie les pidió, explican algo que ya todos saben y quieren cobrar por ello».
Es pues de entender que esos comentócratas son fans de militar en el PRI, en el PAN y en la nueva marca que está muy de moda de entre sus filas y a donde están encaminando a sus hijos y a sus nuevos cuadros; el Movimiento Ciudadano (o movimiento ciudadaño/ciudaengaño, como me gusta decirle).
Tienen por naturaleza arraigado el ultra conservadurismo, y por medio de sus discursos posmodernos, buscan desinformar a la “populus” una clase social distinta a ellos a la cual ven con asco y desprecio.
Es pues importante reflexionar sobre ellos y entender que sus discursos que son tan engañosos como peligrosos, pues en ellos hay odio, racismo y muchas de las diversas fobias que asolan a nuestra sociedad, pues son por excelencia los reyes de la intolerancia y la indolencia, haciendo, por ende, más mal que bien a nuestra sociedad.
Hay que tener cuidado de no caer embaucados en discursos de esta índole comentocrática, pues los despistados, esos que son “neutros porque no son ni de izquierda ni derecha” o los desatendidos de la política, son sus principales víctimas, pues el cebo de su trampa es el perfil “neutral” e “intelectualoide”, el cual busca tapar su cinismo y filias políticas de carácter conservador engatusando al despreocupado.
Pero bueno, quien soy para hablar de tan relucientes personalidades, aunque estoy seguro de que cuando leías esto se te vinieron varios a tu mente, si fue así, felicidades, pues el primer paso para evitar a estos desdeñables personajes es ubicarlos, y en eso ya les llevamos una ventaja.