Golpistas vs Gatell
Columna: Estación Esperanza
Por Vladimir Parra Barragán
“La función de los servidores públicos es defender lo público y no favorecer lo privado utilizando los instrumentos de lo público” Hugo López-Gatell
Desde su aparición en la escena pública, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, provocó extrañeza en la clase política del viejo régimen porque rompía el esquema del presidencialismo. Cada día, a partir de que se presentó el primer caso de COVID-19 en México el subsecretario ha aportado información precisa en las más de 150 conferencias de prensa diarias sobre la situación de la pandemia.
Cuando comenzó la propagación global del Sars-Cov2, Hugo López-Gatell lo advirtió: México es un país enfermo, hay un alto nivel de personas con obesidad, un buen porcentaje de mexicanos padece diabetes, hipertensión y un elevado nivel de lípidos en la sangre.
Además, nuestro Sistema de Salud, apenas pudo sobrevivir al olvido y corrupción sistemática de los gobiernos neoliberales: hospitales a medio terminar y en abandono, personal médico y de enfermería en condiciones laborales precarias, nosocomios y centros de salud con equipo médico obsoleto, y un sistema corrupto de compras de medicamento en el que la población nunca fue el centro de las preocupaciones, sino las comisiones que se obtenían de las licitaciones.
El gobierno de México con López-Gatell como vocero y personaje principal, no sólo tenía que enfrentar una pandemia sino un brote de coronavirus montado en problemas de años y años: la corrupción, la falta de transparencia y la mentira con que se condujeron los gobiernos anteriores.
Para algunos opositores a la Cuarta Transformación, especialmente los gobernadores golpistas, la pandemia resultó ser mortal en México y hoy piden que Hugo López-Gatell renuncie a su cargo en la Secretaría de Salud. Pero estos señores carecen de la calidad moral y del respaldo de los 40 millones de mexicanos que dicen gobernar.
Muchos de estos gobernadores que piden la renuncia de Gatell, en su función de politiqueros y de agoreros del desastre –entre ellos el gobernador de Colima, José Ignacio Peralta Sánchez–, hoy enfrentan severos escándalos de corrupción por no gastar bien los recursos federales. Los estados gobernados por el PRIAN y Movimiento Ciudadano son un circo de irresponsables que se unen en una estrategia de politiquería contra quien les ha pedido enfrentar la pandemia de una forma responsable y en base a las medidas dictadas por la Organización Mundial de la Salud, muy distinta a sus métodos represivos y autoritarios de cierre total y absoluto.
Su irresponsabilidad ha hecho que, hoy esos gobernadores enfrenten en sus estados, incluido Colima, el ahogamiento de los pequeños negocios, de las industrias y de la economía local gracias a sus medidas de confinamiento desmedido, a ratos y conveniencias que evidencian un doble discurso. Es más, han preferido seguir dispendiando el dinero en reuniones, hacer proclamas, tomarse la foto y cocteles en las que han gastado millones de pesos cada viernes, que en asumir con firmeza el problema de salud que enfrentan sus estados.
#FueraNacho
Colima necesita un gobernador o gobernadora responsable que atienda los problemas de raíz. La solución es invertir, más aún, verdadera y honestamente en la salud; no compras a sobreprecio, simuladas y culpar a otros de lo que cada quien ha dejado de hacer. Las críticas a Hugo López-Gatell por parte de Nacho Peralta y sus amigos los gobernadores golpistas son politiquería, grilla barata previa a la elección del próximo año.
Mientras el Gobierno de México ha emprendido esfuerzos para contratar personal a través del INSABI; por adquirir el equipo médico faltante para la atención de la emergencia; por reformar el sistema de salud para garantizar compras transparentes, sin comisiones ni moches; por enviar a los estados los recursos para atender la pandemia de manera puntual cada mes; por emitir información clara y transparente todos los días; los gobiernos panistas, priístas, del Bronco y de Enrique Alfaro se han dedicado a reprochar y pedir más recursos federales extraordinarios, a urgir un nuevo Pacto Fiscal y a endeudar a sus estados con el argumento de atender mejor la pandemia por el COVID-19.
Varios de ellos ya obtuvieron esos créditos: Colima 740 millones de pesos, Jalisco más de 6 mil millones, Tamaulipas poco más de 4 mil millones. Esos gobernadores golpistas ya tienen el dinero que querían y decían necesitar para hacerle frente al problema de salud, pero aun así culpan a López-Gatell y al Gobierno de la Cuarta Transformación por la situación de salud que se vive en sus estados. Se les olvida que cada gobernador es el responsable de la sanidad pública en sus entidades. Las malas decisiones las han tomado ellos.
El Gobierno de López Obrador ha centrado sus esfuerzos en mitigar el contagio masivo con medidas de distanciamiento social y de resguardo, se buscó evitar el brote masivo de casos para que los hospitales no colapsaran y se ha logrado. Mientras la infección fue avanzando, el INSABI pudo proveer de los insumos, equipo y personal necesario a los estados para evitar que los hospitales administrados por los gobernadores caprichosos entraran en la inoperancia.
En conferencia de prensa que realiza cada día la Secretaría de Salud del Estado se dijo que solamente hay disponibilidad de 4 camas con ventilador en los hospitales de Colima, Villa de Álvarez y Tecomán, pero se reconoció que hay otras 27 camas en reserva y aún existe la reserva de camas y personal médico que dispuso el INSABI en la zona militar de Colima. Medidas de resguardo que fueron planificadas y diseñadas por el Gobierno de México y el subsecretario López-Gatell.
Así, entre reclamos, el Gobierno de Colima que encabeza José Ignacio Peralta Sánchez no es capaz de mirarse en el espejo y darse cuenta que a pesar de los recursos que se le destinaron desde el gobierno federal, no ha concluido la reconversión hospitalaria de los espacios que dependen de su administración. El Hospital General del IMSS en Villa de Álvarez y el Hospital Militar temporal tienen un plan emergente en el caso de que los casos vayan en aumento. ¿Lo tiene ya el gobernador o también culpará de eso a Hugo López-Gatell?
Bajo esa lógica: ¿Es responsabilidad de López Gatell que en Colima se hayan cerrado antes de tiempo los negocios y la actividad productiva? ¿O que el Gobierno Local haya decidido habilitar su propio semáforo estatal que además nunca estuvo sincronizado con el Federal?
¿es responsabilidad del gobierno federal que usted hubiese comprado 18 termómetros en 166 mil pesos cada uno cuando su valor en el mercado es aproximadamente de 40 mil?
¿También es responsabilidad de López-Gatell que el Gobierno de Colima haya comprado ventiladores con un proveedor que se los entregó a destiempo, que además proporcionó menos ventiladores de los contratados, mediante una adjudicación directa que deja más dudas que certezas?
De no ser por el Gobierno de México, que a través del INSABI envió más de 30 ventiladores volumétricos, 80 camas de hospitalización, oxímetros, ultrasonidos, laringoscopios y ha enviado los recursos necesarios para la contratación de personal para atender a pacientes graves con COVID-19, la situación de salud en Colima sería peor. Y lo sería no por lo que el gobernador, y con él sus aliados golpistas que como fariseos se rasgan las vestiduras y gritan a los vientos: “la incapacidad de Hugo López-Gatell”; sino, por la desatención constante, la corrupción en las adquisiciones y la indiferencia que ha padecido el Sistema de Salud Pública en Colima durante los gobiernos priistas.
Con todo esto, está claro que quien debe renunciar es Nacho Peralta. Quien debe dejar el Gobierno del Estado es él. Que no busque culpables de sus propias malas decisiones. Nacho Peralta acumula errores y malos manejos en materia de salud, debe irse porque la inseguridad no cesa -a pesar de la pandemia- y porque los colimenses no merecemos a un gobernador que se la pasa de viaje y no afronta con firmeza los graves problemas que se viven en Colima.
#MéxicoConGatell
#RenunciaNacho