Aterrorizados
Viaje de las Ideas
Juan José Gómez Santos
El cambio de régimen dado por la voluntad de más de 30 millones de votos, tiene al país inmerso en una gran transformación, con el gobierno democrático que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Se libran batallas con éxito en diversos frentes, contra la corrupción y contra el legado negro del viejo régimen que no acaba de morir, ciertamente, pero sus estertores agónicos son cada vez más notorios: sus últimos representantes, de ese sistema putrefacto y que envileció a las instituciones de la República, se encuentran aterrados.
Los cuatro jinetes del presidencialismo neoliberal, doctrina que en nuestro país causó los peores estragos, debido a que tal sistema de brutal capitalismo fue recibido sumisamente por gobiernos corruptos de raíz, como los que representaron Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto que hoy tienen serios problemas con la justicia, pues, poco a poco les va llegando su hora de rendir cuentas ante los tribunales.
Salinas buscando su “ciudadania” con sus amigos franquistas y enemigos españoles de la libertad, a quienes este criminal y corrupto favoreció en los negocios de empresarios ibéricos en nuestro país. Está aterrado, sabe que la República se está reconstituyendo en su esencia democrática y libertaria, con un gobierno revolucionario, que a este sátrapa mantiene a raya, por el momento, aunque se aspira a que sencillamente se le aplique el rigor de la justicia, de la ley.
El pueblo mexicano vivía inmerso en una atmósfera absoluta de corrupción en estos 24 años de prianismo, con ataques a la riqueza nacional para ponerla en las manos de particulares, amafiados con estos criminales públicos. Pero eso se acabó, dijera en Manzanillo el presidente Andrés Manuel: “se va, se va, claro que se va la corrupción ¡me canso ganso!”
El segundo ex presidente en casi crisis de pánico, de miedo que le nubla la visión y las escasas luces que puede tener un político de salud mental y formación pública deteriorada y escasa, es Felipe Calderón, a quien ya se le puede llamar al suyo que fue un narcogobierno, y ese es el peor agravio a la República y al pueblo de México; el que un degenerado cristerillo haya desvirtuado la función pública, manchando la investidura, de por si mancillada por los gobiernos posteriores al del presidente Lázaro Cárdenas.
Y estos expresidentes, cuyos gobiernos se mancomunaron en el neoliberalismo, hoy se encuentran en el suelo, con su sitio asegurado en la basura de la Historia. Sin embargo, forman parte de un clan conservador, de una red de intereses que aún lanzan coletazos a través de empresarios bufones y de periodistas de medios que sostenían ese estado de corrupción absoluta. Y aquí en Colima, existen representantes de esa ideología de la corrupción, que extrañan los ríos de dinero que les fluía por las cajas registradoras de sus negocios y medios subvencionados. Podría dar nombres, pero estos son evidentes por sí mismos.
De Calderón, de su alto perfil de criminal, que le falló al pueblo mexicano, y que se situó del lado del hampa; este día, cuando redacto mi artículo, me entero por la prensa internacional, que cubre las noticias que se generan de México en Estados Unidos, que los dos de más alto rango al lado del Secretario de Seguridad Pública del gobierno de Calderón, del 2006 al 2012, los sujetos Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, fueron radiados por el gobierno estadounidense implicados en el trasiego de droga, recibiendo del cártel de Sinaloa decenas de millones de dólares, que seguro le reportaban para el reparto a los otros dos capos, Calderón y su policía Genaro García Luna. Y esto los fifís y la prensa reaccionaria no dicen nada, callan porque su consigna es criticar y atacar visceralmente al mejor gobierno que pudo llegar al frente de la República.
Por las implicaciones en la venta de empresas y recursos de todos los mexicanos; por la corrupción en el proceso legislativo para sacar las Reformas estructurales en contra de la soberanía nacional; por los moches a gran escala dados en el prianismo, entre ellos para apoyar campañas electorales como la de Peña Nieto, con cerca de 12 millones de dólares de Oldebrecht; por la corrupción en los estados donde gobierna la oposición a MORENA, por todo ello, la reacción que hoy conforman el PRI,PAN, PRD, MC, se encuentra literalmente por los suelos.
Al contrario del descrédito total, moral y político de los agentes reaccionarios que coletean en su agonía contra el gobierno transformador de Andrés Manuel López Obrador; su gobierno avanza y seguramente habrá más sorpresas favorables al pueblo mexicano, y desagradables para los enemigos de la honestidad y de la libertad, como son el bloque inmoral del PRIANMC.
PUNTO y RAYA
Compra y distribución de medicamentos.
Está bien documentada la historia de la corrupción en el sector salud durante los gobiernos federales del PRI y del PAN. Se vendían hasta los curitas o cintas adhesivas; se traficaba con los medicamentos de control y de alto costo; una élite de sinvergüenzas vendían en los hospitales hasta las sillas de ruedas, los bastones, los pañales desechables para adultos mayores; se vendían las plazas de doctores y de enfermeras; los líderes sindicales se aliaban con los gobernadores y secretarios del ramo para ver cómo robaban más. Pero felizmente llegó el día del triunfo de la oposición que, aunque se encontró durante estos meses con un sistema hospitalario y de farmacias desmanteladas, sumidas en la corrupción y en usos y costumbres de verdaderas mafias; y el Gobierno de la Cuarta Transformación, está poniendo orden en este asunto y en todos los del gobierno.
Acaba de lograrse un gran paso para abatir el monopolio gansteril farmacéutico. En un hecho de gran relevancia histórica, el gobierno federal logró con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas, dar un paso fundamental y decisivo para la compra y la distribución de medicamentos. Sin duda, además de acabar con la corrupción y el elevado costo de los medicamentos, que eran suministrados por empresas monopólicas que los ocultaban; esta medida pone fin a una sostenida intriga visceral contra el gobierno de los que se beneficiaban con esos intereses de la corrupción.
¡Hasta la próxima!