Colima y Manzanillo: epicentro de la Violencia y la Controversia Política
El Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia Penal ha publicado un estudio que sitúa a Colima y Manzanillo entre las ciudades más violentas del mundo. En este contexto de inseguridad, la gestión de sus presidentes municipales, Margarita Moreno en Colima y Griselda Martínez en Manzanillo, ambas recientemente tránsfugas al partido Movimiento Ciudadano.
Este informe destaca una preocupante realidad: siete de las diez ciudades consideradas como las más peligrosas se encuentran en México.
Las ciudades identificadas en esta lista negra incluyen, además de Colima y Manzanillo, a Obregón, Zamora, Tijuana, Zacatecas y Juárez, junto a ciudades de otros países como Puerto Príncipe, Guayaquil y Mandela Bay.
El análisis «Seguridad, Justicia y Paz» revela una alarmante concentración de violencia en el país, con siete de las diez ciudades más violentas ubicadas en México, incluyendo a Colima y Manzanillo.
Margarita Moreno, al frente de Colima, y Griselda Martínez, en Manzanillo, han sido figuras centrales en este escenario tumultuoso. Moreno, quien dejó el PRI por Movimiento Ciudadano, y Martínez, quien hizo lo mismo tras dejar a Morena, partido que la catapultó a la victoria en dos elecciones consecutivas, han sido criticadas por sus respectivos electorados. La transición de estas líderes a Movimiento Ciudadano ha generado inquietud y debate sobre la estabilidad política y su impacto en la lucha contra la violencia.
El informe detalla cómo «grupos criminales ejercen control territorial… mientras extorsionan en forma permanente a millones de personas», un fenómeno que, sin duda, se ve influido por la debilidad institucional y la volatilidad política. La clasificación de México como «estado fallido» en este contexto refleja no solo la grave inseguridad que viven los ciudadanos sino también la inestabilidad política que puede estar contribuyendo a este panorama.
Los gobiernos de Moreno y Martínez han enfrentado severos cuestionamientos por parte de sus ciudadanos, quienes expresan frustración y desesperanza frente a la creciente violencia y la percepción de una gobernanza ineficaz. Este descontento se ve agravado por las recientes afiliaciones políticas de sus presidentas municipales, lo que plantea interrogantes sobre las prioridades y compromisos de sus administraciones ante una crisis de seguridad sin precedentes.
Este estudio no solo pone de manifiesto la crítica situación de seguridad en Colima y Manzanillo, sino que también llama la atención sobre el papel que la gobernanza municipal y las dinámicas políticas juegan en la perpetuación de esta crisis. Es un llamado urgente a la reflexión, el debate y la acción inmediata para restaurar la seguridad y la confianza en estas comunidades azotadas por la violencia