Del teocintle al maíz transgénico

*Por Eduardo Bravo

El teocintle que, en náhuatl significa «grano de Dios», es considerado el antepasado del maíz, planta que, desde hace aproximadamente 10 mil años ha sido utilizada por el hombre mesoamericano que descubrió que podía hacer híbridos con esta gramínea conformada por diversos granos, esto, según información del portal MAS DE MX.

Fue a partir de la selección de los mejores granos que, se fueron generando híbridos del teocintle que, fue lo que le permitió al hombre mesoamericano cultivar esta semilla, de la cual, nació el maíz, siendo una de las biotécnicas más antiguas y exitosas de la agricultura.

El investigador, Ranere Piperno, confirmó en una investigación que, los vestigios más antiguos del maíz, ya domesticado, se encontraron en la localidad de Tlaxmalac, Guerrero. Dichas semillas datan de hace 8700 años de antigüedad, mencionó el investigador. Es decir, que el proceso de domesticación a partir de la selección y experimentación del maíz duró varios siglos.

Antropólogos e historiados coinciden en que, las grandes culturas mesoamericanas pasaron de ser nómadas a sedentarias gracias a la domesticación del maíz. Actualmente, se puede encontrar de manera silvestre al teocintle, ancestro del maíz, a lo largo de arroyos y laderas principalmente al suroeste del país.

México es el mayor consumidor de maíz en el mundo. Este cereal es la base gastronómica de la nación, del cual se pueden obtener un sin fin de platillos tales como: tortillas, pozole, tamales, atole, tejuino, tlascalate, tejate, pinole, entre otros; además de ser el principal medio para la obtención calórica y nutritiva del mexicano.

Un tema preocupante del consumo del maíz en México es que, a pesar de ser el mayor consumidor de este cereal en el mundo, importa grandes cantidades de este grano de los Estados Unidos, según cifras de del diario La Jornada, el 98% del maíz importado proviene del vecino del norte, en total 6 millones 169 mil toneladas de enero a mayo de 2018.

A partir de las políticas económicas – neoliberales del PRI y el PAN en los años ochenta, el campo dejó de producir su propio alimento, en especial el maíz, para introducir a México en la dinámica transnacional que quebró al sector agrario en el país, repercutiendo así, al desamparo de millones de campesinos que tuvieron que emigrar del campo a la ciudad o a los Estados Unidos.

Actualmente, 4 millones de productores ejidales y agrícolas en México producen alrededor de 18.2 millones de toneladas en una superficie de 8.5 millones de hectáreas, exportando solo 429 mil toneladas, tal y como lo menciona la página www.foroendefensadelmaiz.com. La política agraria mexicana, aunado al poco apoyo al campo es incapaz de satisfacer la demanda nacional de este alimento.

Maíz transgénico en México

México importa miles de toneladas de maíz, especialmente de los Estados Unidos, sin embargo, este grano en su mayoría es transgénico. La industria del alimento argumenta que, con la finalidad de fortalecer las especies del maíz, se altera genéticamente su ADN con herramientas de bioingeniería, mezclando la genética de diferentes especies u organismos.

La UNAM reveló que, al menos un 10% del maíz de las tortillas en la Ciudad de México contenía transgenes; aunado a esto, dicha casa de estudios confirmó la presencia de secuencias de genes alterados en un 82% en botanas, tostadas y frituras del país; es decir, que los mexicanos comemos transgénicos sin saberlo.

De acuerdo con Animal Político, el 96% de los mexicanos ignora que, consume alimentos transgénicos, mientras que el 98% de los encuestados opinó que las empresas deben informar en sus etiquetas a los consumidores si en los productos contienen transgénicos por la posible afectación a la salud.

En la legislación mexicana actual hay vacíos que no especifican la legalidad de la producción o importación de maíz transgenético en México, dando como resultado que, las empresas transnacionales como «Monsanto» introduzca en el país cereales transgénicos, afectando la cadena genética del maíz nativo, volviéndolo infértil, el cual es el principal negocio de dicha empresa, monopolizando el mercado.

Como lo señalan varios movimientos sociales en México: «Sin maíz no hay país», cereal que surgió de la mano del hombre a partir de la manipulación del teocintle para obtener una descendencia fértil y resistente a las plagas y a los cambios climáticos. La monopolización del maíz, por empresas transnacionales afecta la biodiversidad, la salud y al empleo, volviéndose un tema de carácter nacional, poniendo en peligro el futuro de nuestro país.

*Jesús Eduardo Bravo Delgado: Licenciado en Administración Pública y Ciencia Política por la UDC. Contacto: Jebravod@gmail.com

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